Yaiza Martínez: “Si nuestros cerebros se sincronizaran, la sociedad se transformaría"
¿Qué pasaría si, de repente, el cerebro humano cambiase, a causa
del uso continuado y constante de las nuevas tecnologías de
telecomunicación? ¿Y si, de pronto, el cerebro pasara a funcionar como
Internet, conectándose con otros, aunque sin necesidad de artificios?
Sin duda las consecuencias serían múltiples y sorprendentes. Sobre ellas
habla la novela juvenil y de ficción “Interbrain” en clave de ciencia
ficción, aunque con un claro matiz social y medioambiental implícito. Su
autora es la escritora y periodista especializada en divulgación
científica, Yaiza Martínez. La novela ha sido editada por Mandala
Ediciones. Por Alicia Rodríguez.
¿Por qué Interbrain? ¿De dónde viene el título de este libro?
Por un lado me lo inspiró la tecnología de la interfaz, que es aquélla
que conecta el ordenador al cerebro. Por otro, que científicos del
Instituto Max Planck de Berlín hayan comprobado que los músicos, al
tocar unos con otros, generan conexiones interbrain,
intercerebrales. Sus cerebros se sincronizan cuando tocan al unísono.
Esto me sorprendió mucho cuando lo leí, el hecho de que nos conectemos
unos con otros sin darnos cuenta, en tareas comunes; que exista una
constatación de que sin dejar de ser múltiples, podamos funcionar como
uno.
En 2010, otro estudio
francés detectó algo parecido en interacción social. Se pidió a una
serie de participantes, organizados por parejas y analizados con EEG
(electroencefalograma), que imitaran los movimientos de mano de sus
compañeros. En sus cerebros, esas imitaciones hicieron que emergiera una
red intercerebral de sincronización, en la gama de unas ondas
cerebrales llamadas ondas “mu”, vinculadas al movimiento.
Por último, Interbrain es un juego de palabras con Internet y brain
(cerebro en inglés), que hace uno de los personajes secundarios de la
novela al referirse a la interconexión cerebral a distancia entre los
protagonistas de la historia, todos ellos jóvenes “desvanecidos” que
cuando despiertan presentan aptitudes sorprendentes.
Esta
interconexión se produce a partir de un sueño que los adolescentes de la
novela comparten, siempre en grupos de cinco. Forman así nodos
pentagonales, a imitación de los nodos de Internet (en informática y
en telecomunicación, de forma muy general, un nodo es un punto de
intersección, conexión o unión de varios elementos que confluyen en el
mismo lugar). Quise reunir a los jóvenes de cinco en cinco para
enfatizar el papel de la naturaleza en su proceso de transformación. Por
un lado, por los cinco elementos: éter, fuego, agua, aire y tierra; por
otro, por los cinco sentidos.
¿Qué papel juegan la ciencia y la tecnología en esta novela?
Son circunstanciales, porque están completamente imbricadas en la vida
cotidiana de los protagonistas. Pero también son fundamentales, porque
favorecen un cambio radical en la manera en que los jóvenes se
relacionan con otros jóvenes, y con otras personas. De repente, los
adolescentes son capaces de leer la mente de los adultos, por ejemplo, y
en esto tiene mucho que ver la tecnología, más concretamente, las
nuevas tecnologías de comunicación e información.
¿Entonces qué hipótesis propone Interbrain, vinculada a la sociedad y al lenguaje?
Propone la hipótesis de que la tecnología, en especial la de las
telecomunicaciones, pueda tener un efecto inesperado en nuestra forma de
comunicación. De pronto, en la ficción, el cerebro humano pasa a estar
conectado con otros cerebros, sin necesidad de contacto físico de ningún
tipo y, por supuesto, sin la ayuda de máquinas ni de conexiones
artificiales. Para la sociedad, este cambio en el lenguaje, podría
provocar una transformación radical que en Interbrain ya se esboza; una transformación para la que las estructuras sociales tradicionales podrían no estar preparadas.
Este cambio podría suponer asimismo una conexión entre individuos más
profunda, una desaparición del yo –como lo entendíamos hasta ahora –,
una mayor empatía (por una comprensión inmediata de las circunstancias
ajenas); en consecuencia, también una mayor solidaridad, una apuesta por
la cooperación y la organización en redes, por el desbaratamiento de
las jerarquías, que pasarían a ser innecesarias.
En
última instancia, el libro apunta a que la naturaleza humana pueda dar
un salto y convertirse en otra cosa, más evolucionada para bien. El
germen de este salto, en esta ficción, se encuentra en la juventud. En
ella aparecen potenciales inesperados susceptibles de activarse en
cualquier momento, a pesar de las apariencias, que nos dicen que los
jóvenes están “dormidos”. No están dormidos, están gestando el futuro, y
para eso necesitan desvanecerse, “hibernar”. En el libro aparecen como
crisálidas, a punto de transformarse en imagos.
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